martes, 15 de agosto de 2023

Condiciones que en Colombia han desfavorecido la implementación de políticas públicas educativas -Una cuestión de calidad

 

De la Idealización a la Concreción –Distancias lejanas-

O

Del Dicho al Hecho Hay mucho Trecho.

Jairo Abelardo Centeno Villamizar[1]

 

Parece ser que de los temas que más innovaciones se han propuesto, la educación ocupa los primeros lugares. Todo el tiempo ha existido crisis educativa, principalmente en los países de América Latina, y el panorama se antoja inamovible. Algunos países han concretado mejores resultados que otros y una explicación lógica a ello puede ser que las políticas de largo plazo han sido favorecidas por la solidez de sus concepciones y bases.

El presente texto es un intento por entender el estancamiento en materia educativa que vive el país. Se toma como principal referente el módulo 2 de la política de Gestión Educativa Estratégica del gobierno argentino; además de los documentos que exponen el Modelo de Gestión Educativa Estratégica, que vienen consolidándose desde el año 2001 por el Instituto Internacional de Planeación de la Educación, (2008; Mejía-Reyna, 2010; & Escalante, y otros, 2009). Se establece como dinámica de trabajo el enfoque que ha sido desarrollado en Argentina para definir la Gestión Educativa como componente de calidad; posteriormente se hará referencia a las condiciones que en Colombia han desfavorecido la implementación de políticas públicas educativas que propendan por la calidad; finalmente, se hará una reflexión acerca de las condiciones sociales y políticas que impiden que el país desarrolle en el largo plazo una estrategia pública que permita la consolidación de la educación como principal arma para combatir la desigualdad y la pobreza; con todo esto se propone que la sabiduría popular tiene especial arraigo en Colombia, por ello “del dicho al hecho hay mucho trecho”.

Antes de entrar en contexto de las realidades educativas latinoamericanas, en especial la de Argentina, es preciso destacar la importancia de la gestión estratégica en función de la educación. Un artículo publicado en España por Seco y Martín Pérez, (2014), en el que se afirma que el comienzo de la adopción de una gestión educativa estratégica –además de ser la más conveniente-, obedece al interés por desarrollar en los estudiantes competencias, el aprender haciendo a lo largo de la vida. Más específicamente, los autores exponen que

Nuestro sistema educativo debe apoyar esta tarea por medio de sistemas flexibles, la variedad de itinerarios y la acreditación de los conocimientos formales, no formales e informales, que permitan la entrada al sistema en cualquier momento de la vida para adquirir las competencias necesarias y afrontar, desde una formación de calidad, los nuevos retos de la sociedad. Por ello, se hace necesario un cambio de modelo, tanto en el diseño, la planificación y el desarrollo de las políticas públicas como el proceso de enseñanza-aprendizaje, es preciso para conseguirlo la utilización de modelos y herramientas de gestión de la calidad aplicadas al sector educativo que permitan la integración de la educación por competencias en todos los niveles educativos (Seco & Martín Pérez, 2014, pág. 53).

Esta postura, es en sí una medida para afrontar la crisis económica y social que desde hace varios años afronta no solo España, sino varios países que pertenecen a la Unión Europea, quienes encuentran en la educación, salidas conscientes, soluciones pertinentes y avances significativos hacia la construcción de democracias más sólidas. No obstante, todo esto parte de la voluntad no solo de la nación, sino de sus propios dirigentes. En Argentina, desde el 2001 han iniciado una renovación de sus realidades políticas y sociales a partir de la educación. Es de aclarar que se postulan estos cambios a la luz de la voluntad de la nación y sus líderes propendiendo por el bienestar del pueblo.

A través de la UNESCO, el Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación con asiento en Buenos Aires y el ministerio de Educación de la Nación, un grupo de investigadores, pedagogos y otros contribuyentes, se postula la Gestión Educativa Estratégica, cuyas respectivas revisiones y reformas han sido publicadas periódicamente con el objeto de ser guías y garantes de la transformación de la educación iniciada en Argentina con posible extensión a países latinoamericanos. El principal planteamiento del módulo dos consiste en contrastar la administración escolar con la gestión educativa, quedando claro que esta última es la pertinente para la modernización de la educación, mientras que la primera –aún vigente en muchas visiones tradicionalistas- es una forma descontextualizada de atender los desafíos que la tecnología y los cambios estructurales, sociales y económicos requieren. Sin embargo, tal como se plantea en el documento, son muchas las situaciones que pueden considerarse como meras hipótesis de lo que finalmente debería ser la educación; planteamientos que de por sí, se perciben más como retos de la modernidad, y de los que se hablará durante muchos años, debido a la ineficacia de los medios para apropiarlos. Ejemplo de lo anterior se manifiesta cuando en el módulo 2 se habla de gestión educativa estratégica

Actualmente se asume que la tarea fundamental en el rediseño de las organizaciones escolares es revisar la disociación existente entre lo específicamente pedagógico y lo genéricamente organizacional. Esto supone visualizar que la palanca de las transformaciones educativas radica en una gestión integrada de la institución educativa estratégica. Sólo una profunda transformación de la forma de trabajo en educación permitirá situar al sistema educativo en óptimas condiciones de avanzar hacia los objetivos estratégicos que lo están desafiando: calidad, equidad, pertinencia del currículo y profesionalización de las acciones educacionales (Instituto Internacional de Planeación de la Educación, 2008, pág. 15).

De lo anterior, se rescatan expresiones como “supone visualizar”; “profunda transformación de la forma de trabajo en educación permitirá…” y “avanzar hacia los objetivos estratégicos que lo están desafiando”, son los elementos fundamentales de la presunción de reto, de la complejidad de la tarea, de situaciones que aún siguen siendo hoy una utopía de quienes planean los rumbos de la educación.

Por otra parte, y según el módulo 2, la gestión educativa estratégica requiere de al menos 14 características que favorecen este sistema de dirección; dentro de estos, son varios los que se formulan de manera ambigua, como por ejemplo “capacidad de experimentar; gusto por el riesgo;”; mientras que otros, son más complejos y su realización depende de múltiples factores ajenos al líder-gestor “exploración permanente de las oportunidades; saberes y prácticas de colaboración” (2008, pág. 32).

Pese a lo anterior, son dos condiciones en las que pueden catalogarse todos los países latinoamericanos frente a la educación como tema. Se trata de países abiertos a las potencialidades de la innovación como componentes de la redirección de rumbos hacia nuevas políticas educativas; mientras que otros, tranzados en la resolución de conflictos internos, guerras civiles y contiendas por el poder han encontrado formas de mantenerse inmóviles frente a las demandas de concebir la transformación de la educación. Este último sería el peor tipo de país para progresar a partir de la educación; entre tanto, de los tres principales problemas de una nación –empleo, crisis económica y escasa confianza en el sistema político-administrativo-, la solución está apostada en la educación (Seco & Martín Pérez, 2014).

De todo esto, aún no es prudente afirmar que la gestión educativa estratégica sea la única o mejor solución a la crisis social de un país. Si por analogía se explica que “La gestión del cambio es una preocupación de las organizaciones, para lo cual es preciso encontrar un alineamiento adecuado en el pensamiento estratégico de sus integrantes” (Blázquez Manzano, 2013). Postulando con esto que mientras quienes administran una nación, no estén plena y mutuamente convencidos de las potencialidades de la gestión, no puede esta asumirse como panacea; máxime si se tiene en cuenta una publicación de una de las revistas más prestigiosas del mundo, Elsevier, en donde se concluye que la gestión estratégica requiere de una inteligencia estratégica –liderazgo-, de tal manera que esta última “se convierte en catalizador y una herramienta apropiada para el crecimiento del desempeño de las organizaciones” (Aguirre, 2015, pág. 109); sin embargo, para este autor, aún no se han realizado estudios suficientes sobre este tema.

Por lo pronto, quedan como aportes hacia la modernización de los sistemas educativos, aspectos del módulo dos tales como el “Fortalecimiento de la cooperación profesional a todo nivel, integración de funciones antes separadas como diseño y ejecución, reorganización de la comunicación a partir de las redes y, sobre todo: la generación de nuevas competencias de alto orden” (Gestión Educativa Estratégica, módulo 2, 2008, pág. 19). Con este tipo de orientaciones, es posible coincidir con la postura de Salmasi Villarroel y Sánchez Carreño, (2013), quienes consideran fundamental la democratización de la escuela, de convertirla en centros de participación y ciudadanía; aunque para ellos, la gestión escolar esté determinada por el liderazgo y por la elaboración de proyectos educativos para favorecer la autonomía.

En cuanto al contexto nacional, ¿cómo puede hablarse de gestión educativa en una institución cuyos líderes chocan entre ideologías y concepciones de la praxis pedagógica y/o administrativa?; ¿cómo se supera a través de la gestión estratégica las limitaciones institucionales relacionadas con la canasta básica, cuya contratación está fuera del límite institucional? Una cosa es concebir e idealizar la gestión como proceso que catapulta la calidad de la educación y otra muy distinta es la imposibilidad desde la limitación de la acción en la solución de problemáticas que dependen de las políticas gubernamentales.

¿Cómo conseguir trabajo en equipo en una institución donde los docentes no tienen el mismo nivel de compromiso? En una institución educativa pública, con más de treinta docentes, se pueden encontrar tres tipos de educadores: a) quienes tienen todo tipo de prebendas por parte del estado, económicamente están muy bien remunerados; llevan años trabajando, pero su nivel de compromiso es mínimo, ni siquiera aportan en reuniones cuando llegan a asistir; b) un grupo de docentes que económicamente se siente mal remunerado frente al primer grupo descrito, por más que quisieran estudiar o prepararse, sienten que no vale la pena prepararse, puesto que incurrirán en gastos que no representarán retribuciones económicas posteriores; y c) un grupo de docentes recién integrados a un nuevo sistema de escalafón, cuyo compromiso está ligado estrictamente al alcance de objetivos planeados y de la evaluación objetiva que se haga al finalizar el año escolar. Este último grupo de docentes, se sienten obligados a mejorar su currículum vitae en provecho de sus intereses profesionales y/o económicos.

Hasta que las diferencias no solo salariales, sino constitutivas, formativas, de preparación docente, de búsqueda de progreso superen los ideales de corrupción que priman en Colombia, no habrá gestión educativa estratégica que valga. De los principales factores que se han tenido en cuenta sobre la educación en este país, se ha visto sacrificada la calidad, por darle prioridad a la cobertura. Así se evidencia en el informe final sobre educación en Colombia: retos en equidad y calidad “Las reformas adoptadas permitieron una rápida expansión de la oferta pública educativa y un aumento significativo de las coberturas brutas en todos los niveles, especialmente en la educación básica secundaria” (Delgado, 2014).

Nuestro país está estancado en una cruda guerra donde la corrupción ha sido uno de los factores más influyentes y decisivos para la perpetuidad de este fenómeno. Suenan aires de paz, pero hace falta aún compromiso de parte de los líderes; se plantean nuevos retos como el de Colombia la más educada del 2025, pero hace falta infraestructura apropiada y políticas de aseguramiento de la calidad del docente encargado de formar los nuevos ciudadanos. Se pide desarrollo y progreso, pero no hay pensamiento crítico que en la escuela posibilite al estudiante a conseguir mejores oportunidades de empleo y de formación superior.

Cada cabeza es un mundo y por lo tanto, de lo que alguien dice, hasta lo que ese mismo alguien hace, la distancia no solo se mide en kilómetros, sino en años. Consolidar una política educativa en el país, de largo aliento está limitada por la continuidad que los líderes que la asuman en compromiso mutuo hacia la realidad de una Colombia verdaderamente educada. Hay que seguir el ejemplo de países latinoamericanos como Argentina, Chile y Brasil quienes le han apostado a la educación para superar sus propias limitaciones. Cuando todo esto sea tenido en cuenta, podremos saber qué tanta distancia separa al dicho del hecho.

 

Referencias

 

Aguirre, J. (2015). Inteligencia estratégica: un sistema para gestionar la innovación. Estudios Gerenciales, 31(134), 100-110. Obtenido de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=21233043011

Blázquez Manzano, A. (2013). Un modelo de pensamiento estratégico para favorecer la gestión del cambio en las organizaciones. AD-minister(23), 9-24.

Delgado, M. (2014). La educación básica y media en Colombia: retos en equidad y calidad. Fundación Konrad Adenauer. Bogotá: Fedesarrollo.

Escalante, C., Mejía-Reyna, J. A., Ramos, J., Villa, M. A., Aranda, M. T., & Segundo, M. (2009). Modelo de Gestión Educativa Estratégica. Buenos Aires: Secretaría de Educación Pública. Obtenido de http://es.slideshare.net/adalrodriguez/modelo-de-gestion-educativa-estrategica1

Instituto Internacional de Planeación de la Educación. (15 de Noviembre de 2008). Colombia Aprende. Recuperado el 26 de Febrero de 2016, de http://www.colombiaaprende.edu.co/html/home/1592/articles-189023_archivo_2.pdf

Mejía-Reyna, J. A. (2010). Modelo de gestión educativa estratégica. Buenos Aires: Secretaría de Educación Pública. Obtenido de http://benu.edu.mx/wp-content/uploads/2015/03/Modelo_de_Gest_Modulo1.pdf

Salmasi Villarroel, N., & Sánchez Carreño, J. A. (2013). La gestión escolar desde los proyectos educativos. SABER. Revista Multidisciplinaria del Consejo de Investigación de la Universidad de Oriente, 25(3), 254-258. Obtenido de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=427739463003

Seco, P. M., & Martín Pérez, S. (2014). Del pensamiento a la acción..., creando valor público. Herramientas de la gestión estratégica para la integración de las competencias en el sistema educativo. Gestión y Análisis de las Políticas Públicas(11), 52-68. Obtenido de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=281531271004

 

 



[1] Licenciado en Lengua Castellana y Comunicación de la Universidad de Pamplona; Especialista en Gerencia Educacional con la UPTC; Magíster en Educación con la UNAL.

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